El reencuentro con los orígenes en la península lejana.
Por Néstor Dipaola.
Por Néstor Dipaola.
Tres jóvenes tandilenses viajaron a Italia a reencontrarse con las raíces de su familia: Daniel Giacomelli, 18 años, acaba de finalizar la escolaridad secundaria en el colegio Martín Rodríguez, Pehuén Oddone, 21 años, estudiante de la licenciatura en administración de empresas en la Facultad de Ciencias Económicas de la Unicén. Nahuel Oddone, 25 años, licenciado en relaciones internacionales, Unicén, Tandil.
-Cómo pueden informarse los interesados en realizar estos viajes? Pueden ir los descendientes directos con la nacionalidad ya obtenida?
-Nosotros viajamos a Italia por medio de la Asociación Gente Camuna con sede en la ciudad de Breno, en la provincia de Brescia, en el norte de Italia, específicamente en la Región de Lombardía. Es el cuarto viaje de estudio que se hace en Valle Camonica. Por lo general se realizan cada 2 años y están sostenidos por la Región de Lombardía. En el caso de Nahuel, ya tuvo una oportunidad en el primer viaje que organizó Gente Camuna en 1998, en compañía de otros tandilenses como Mariano López Rizzi, María Inés Mazza y Sergio Pianta.
-Qué orden de descendencia está habilitada para viajar?
-El viaje está destinado para los descendientes directos de segunda, tercera y cuarta generación, con prioridad para los de segunda o tercera, es decir hijos o nietos de personas que hayan nacido en el territorio denominado Valle Camonica o bien en la provincia de Brescia, de la cual emigraron muchas personas hacia nuestras tierras. La mayoría de los descendientes de “los camunos” como comúnmente se los llama, se instalaron en zonas como las de Tandil u Olavarría.
-Trabajaban en las canteras de esta zona?
-Sí, ellos trabajaron la piedra por sobre todo, ya que eran personas nacidas en una realidad de montaña. Entonces vinieron a instalarse en estas zonas de sierras. Apellidos como Bonavetti, Gregorini, Orsatti, Occhi, Giacomelli, Gasparotti, Rizzi, Giorgi, Milesi, Calvi, Bortolotti, Bertoletti, Zani, son todos de esta zona de Italia y, como todos saben, también apellidos de Tandil, Azul, Olavarría a partir del siglo XIX.
-Cómo sintetizarían la experiencia que ustedes vivieron?
-Es algo maravilloso, único, que marca un antes y un después en nuestras vidas. Sin duda la tarea que desarrolla la Asociación Gente Camuna y su presidente Nicola Stivala, con el apoyo de otras instituciones del Valle Camonica y de la Región de Lombardía es una tarea encomiable. La posibilidad que nos ofrecen, como jóvenes descendientes de inmigrantes camunos, de viajar y conocer nuestros orígenes, en realidad es la llave para conocernos a nosotros mismos. Quien no sabe de dónde viene probablemente tampoco sepa adónde va, adónde quiere ir. “En mi caso particular -dice Nahuel- fue reencontrar y abrazar viejos amigos, viejos parientes que marcaron mi vida 8 años atrás.
-Qué es lo que más valoraron? El hecho de conocer realidades distintas, paisajes, culturas y demás, o el hecho afectivo de recorrer sitios de los antepasados de ustedes?
-Siempre conocer mundos nuevos te cambia, quiérase o no. Viajar te cambia la vida, máxime cuando uno viaja solo, uno madura mucho; a veces el proceso de cambio es más largo de lo que parece. Son nuevas experiencias, nuevos colores, nuevos olores, nuevos sabores, nuevos paisajes. En este caso particular, el hecho afectivo es una cuestión clave. Conocer la casa en la cual nació nuestra nonna (Pehuén y Nahuel), la casa y el molino de su abuelo Gasparotti, la iglesia donde la bautizaron, su colegio, es una experiencia muy fuerte, muy movilizante. Sin duda conocer Vezza d’ Oglio implica un antes y un después en nuestras vidas y en nuestra familia. A su vez tuvimos la oportunidad de ir a Borno, el pueblo donde nació el papá de nuestra abuela (Maria Natalina Giacomelli) y el papá del abuelo de Daniel (Domingo Isaco “el Gordo” Giacomelli).
-Lindos sitios, además?
-Ambos son unos pueblos hermosos, de montañas verdes y floridas en verano y llenos de nieve en invierno, situados en los Alpes italianos. Vezza d’ Oglio cuenta con 1.500 habitantes y Borno con 2.700. Llenos de lagos, arroyos, y con unas pistas de esquí estupendas, muy buenos servicios gastronómicos y hoteleros para las épocas invernales. Son pueblos muy pintorescos y con gente maravillosa, muy afectiva. Este viaje implicó, sin lugar a dudas, el reencuentro de dos familias que se habían perdido en el tiempo y en la distancia. Tenemos a su vez la suerte de tener un gran número de parientes con los cuales estamos muy unidos afectivamente.
-En el plano de las costumbres, ¿qué diferencias sustanciales encontraron? ¿Y semejanzas que les haya llamado la atención?
-Por ejemplo en cuanto a las tradiciones, las comidas, entendimos que la descendencia de las familias que vinieron para acá conservaron costumbres, usos, cocina, que allá ya se han perdido. Esto no quita que los italianos sean muy respetuosos de su pasado y que en algunos de estos pequeños pueblos se conserven actividades de “artigiano” como se hacían en el siglo pasado.
-¿Por ejemplo?
-En la elaboración de algunos productos como vinos, quesos o harinas para preparar la polenta o también en la elaboración del hierro a partir de la fuerza del agua.
-Y respecto de los jóvenes?
-En lo que hace a los jóvenes, hay que diferenciar mucho los que viven en las grandes ciudades como pueden ser Milano o Roma, de los que viven en estos pequeños pueblos. Los de Milano o Roma son como los de Buenos Aires o los de cualquier ciudad del mundo, incluso bastante parecidos a los de Tandil y expuestos a todas las realidades de los jóvenes de la ciudad, que por un lado buscan construir una identidad, un futuro profesional, pero que a la vez pueden estar expuestos a las drogas o al alcohol. Los jóvenes que habitan estos pueblos, Borno, Vezza d’ Oglio, Breno, Bienno, Temú, son un poco más tranquilos, estudian bastante porque por lo general van doble turno y también los sábados y, por ejemplo si quieren salir a bailar, las discotecas están situadas en algunos pueblos específicos donde se reúnen. También están expuestos a una dura realidad, necesariamente tendrán que partir al momento de estudiar, no tienen la posibilidad de nosotros por ejemplo con la Universidad. Tendrán que partir sí o sí. Se genera mucha diferencia entre el joven que parte, que se va a estudiar a Milano, Padova, Pavia o Venezia, de aquel que se queda en el pueblo, donde por lo general se inserta laboralmente en el negocio de la familia, probablemente esté destinado a continuar con el negocio del padre.
-Alguien de ustedes llegó a pensar en algún momento, “yo aquí me quedo a vivir”…?
-Creemos que todos en cierta forma lo pensamos, todos lo piensan. Ir a estudiar o a trabajar o a ambas cosas. Son opciones, hay tiempos para hacerlas. De las distintas personas que han viajado para estos encuentros, un chico de Tandil, Mariano López Rizzi, se instaló allá a trabajar y lo mismo otra chica de Olavarría, que se casó y está formando su familia en Vezza d’ Oglio.
-Para poder realizar estos viajes hay que tener también la ciudadanía italiana?
-No. Eso es importante aclararlo. No es necesario tener la ciudadanía sino solamente acreditar la descendencia. Para poder conocer los restantes requisitos se puede acceder a la información a través del siguiente sitio web: www.gentecamuna.it .
Fuente: Noticiero de la Asociación Gente Camuna - Marzo de 2007